Cuando
cursaba la educación primaria en Montevideo, los libros de historia decían que
los charrúas se habían extinguido, que no había descendientes. Sin embargo, los
últimos decenios algunos investigadores afirman lo contrario, e incluso se
abrió una comisión, el Consejo de la Nación Charrúa (CANACHA) para realizar un
seguimiento y visibilizar el tema indígena en el país y lograr el incremento de
personas que se reconozcan charrúas, y está integrado por diez organizaciones y
comunidades de diferentes puntos del Uruguay. En el siglo XIX todavía quedaban
charrúas: el 25 de febrero de 1833 eran trasladados contra su voluntad a
Francia cuatro orientales de la nación charrúa: Vaimacá Perú, Senaqué, Tacuabé,
y Guyunusa. El interés científico, si es que en algún momento existió, duró muy
poco y rápidamente los charrúas fueron cedidos por Francois de Curel, el
responsable de su traslado forzoso, a un circo para su exhibición, y donde
fueron tratados como si fueran animales, obligados a comer carne cruda y a vivir
en forma indigna, sometidos por la fuerza. Estos integrantes de un pueblo con
activa participación en las guerras de la independencia, dentro del Ejército
Artiguista y la Cruzada Libertadora, y para quienes la vida era concebida sólo
en libertad y en su tierra, en la inmensa llanura o en la espesura del monte
criollo, no tuvieron muchas alternativas para defender su dignidad. Abandonados a su suerte, sin nadie que se
interesara por ellos, estos guerreros orientales de la Patria Vieja comenzaron
su última batalla. Senaqué murió el 27 de julio de 1833, luego de cuatro días
de agonía. El diagnóstico médico estableció fiebre de consumición originada por
la desesperación, el aburrimiento y especialmente la nostalgia. A fines de 1833
Vaimacá, el cacique, seguía la suerte de Senaqué y en setiembre de 1833,
Guyunusa daba a luz a una hija de Tacuabé. Todo hace
suponer que el nacimiento de la hija llevó a los padres a aferrarse a la vida.
Sin embargo la miseria, las privaciones y los malos tratos los acorralaban, y la
madre ingresaba enferma el 22 de julio de 1834 al hotel Dieu de Lyon,
falleciendo a las pocas horas. La situación era escandalosa y frente a las
continuas denuncias, la policía francesa se decidía a intervenir… cuando ya era
demasiado tarde. En la ciudad de Lyon, Tacuabé logra huir con su hija dejando
sin pistas a la policía. Según una investigación periodística publicada por el
diario El Día el 9 de octubre de 1938, existiría entonces una familia francesa
de Lyon que se dice descendiente de los Charrúas, no habiendo en la actualidad,
sin embargo, ninguna comprobación verídica de este hecho. No es un asunto más,
ni un homenaje cualquiera. Se trata del reconocimiento a un componente étnico muy
importante del Uruguay, que tal vez, en algún lugar de Francia, aún sobrevive,
como lo hace también (aunque en el pasado no fue un hecho reconocido) dentro
del país.
Esto hay que darlo a conocer URGENTE. Felicitaciones!!!! (Ignoraba que habías cursado en Montevideo. Sos rioplatense che).
ResponderEliminarSí, Marc, nunca he ocultado que a pesar de haber nacido en Barcelona, mis padres son uruguayos, y de pequeña pasé varios años en Montevideo. Lo de los charrúas es increíble, es cierto que cuando yo estudiaba el tema era completamente ignorado. Por suerte desde hace algunos años hay un intento de rescate de esta información, y de revalorización de las raíces y su pervivencia en la población actual.
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