22 de noviembre de 2012

Alquimia en Montevideo & Atlántida (Uruguay Ene 2012)


Galopar por largas playas desérticas del Atlántico, sintiendo el brío animal y la libertad del viento golpeando mi rostro, perderme en bosques de pinos y eucaliptus, absorbiendo el aroma dulce de su savia, caminar por las antiguas calles montevideanas y en ellas reencontrarme con viejos amigos, sentarme en un café a escribir sobre las emocionantes experiencias que Uruguay me está regalando, ha llenado mis días de alegría y fuerzas para emprender el 2012 con energía renovadora en Barcelona. 

Atardecer en playa La Mulata, en el barrio de Carrasco de Montevideo. El nombre de la pequeña cala viene de una leyenda, pero algunos la llaman también Playa de Gardel, ya que el cantante tenía casa en una calle que desemboca en esta playa, a la que solía bajar a tomar baños con sus amigos en los años 30 (hasta el 35, año de su muerte). Al fondo, la ciudad. A la izquierda, un bote de pescadores artesanales que allí residen y traen pescado fresco para vender allí mismo. En el letrero de la derecha se ofrece “agua caliente” para el mate, inseparable compañero del uruguayo. Fotos: Alex Guerra 2012  Música: Fly-Ludovico Einaudi
Reciclaje de plásticos y cartones en el barrio de Pocitos. Muy frecuente es encontrarse con estos carros tirados a caballo, atiborrados de desechos de los barrios más pudientes, que algunas personas pasan a recoger de los contenedores. Básicamente recogen material reciclable para vender y algunos objetos que puedan arreglar y utilizar.
Entrada principal del Castillo Pittamiglio, en la Rambla del barrio de Pocitos: Victoria Alada de Samotracia, sostenida por la proa de un barco que mira hacia el mar, réplica de la original encontrada en la isla griega de Samotracia (donde residían los más famosos alquimistas) y exhibida en el Louvre. Construido por Humberto Pittamiglio, alquimista y excéntrico arquitecto que comenzó la obra en 1910, hasta su muerte en 1966, fue restaurado y abierto como espacio cultural en 2009. Su interior laberíntico, de múltiples pasadizos y recovecos, puertas que no conducen a ninguna parte y pequeñas escaleras truncadas, representa un viaje iniciático.
La Victoria Alada de Samotracia vista desde dentro. La simbología alquímica está presente en todo el pequeño castillo, en forma de figuras geométricas (cuadrados, círculos, octógonos) y animales (leones, serpientes, dragones), representando la búsqueda del pasaje de la vida terrenal a la espiritual y la manifestación de otros planos paralelos a la dimensión física del Hombre.
Interior del Castillo Pittamiglio.



Ya fuera de Montevideo, un águila de piedra de misteriosa historia, observa impasible la hermosa costa de Atlántida. Escondida detrás de un bosque de pinos se alza majestuoso el Nido del Águila, “el águila” para los luagreños. Fue el refugio predilecto de Natalio Michelizzi, argentino pionero del balneario. 
Los enormes ojos, alejados del mundo, eran la sala de estar, desde la cual puede observarse directamente el mar y escuchar su suave murmullo. La casa dio lugar a numerosas leyendas en el correr de su historia. Capilla, guarida de contrabandistas, lugar de encuentro de alquimistas, enclave nazi… en fin, esto último debido al nombre de la casa de Hitler en los Alpes (Nido del Águila). Como sea, sin duda es un lugar místico, original, diferente, que nos transporta a otra realidad.


No podríamos terminar este breve paseo por la alquimia, sin mostrar algunos bonitos parajes del barrio de Pocitos en Montevideo, mi barrio de la infancia, y al que me encanta volver cada cierto tiempo. Lo que a mí más me gusta del barrio, son esas antiguas calles de caserones con viejísimos árboles que ofrecen un exquisito frescor al caminante en verano... una delicia. No se han cortado ni ante la creciente presión inmobiliaria, los altos edificios se erigen entre los orondos árboles imperturbables.

Y después de tanto caminar, no está mal un baño en la playa de Pocitos, que ese día estaba brava, cosa rara en aquel plácido lugar, y hasta  ostentaba bandera roja! Y luego, por supuesto, unos buenos chivitos uruguayos, unos fainás para reponer fuerzas.
Mi hijo Diego entrando igualmente al agua (es un gran nadador)
Comiendo fainá con mi padre en Trouville (Pocitos, Montevideo)
Diego advirtiéndome que no podrá con todo el chivito...
Y un baño en la noche también, por qué no!!!!

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