23 de junio de 2014

Rennes-le-Château, valle del Aude, Languedoc (Francia, 22 Jun 2014)

Torre Magdala
Introducción. Fabulosos tesoros, antiguos manuscritos, dinastías reales, linajes sagrados… Los enigmas en torno a la pequeña villa de Rennes-le-Château han excitado la imaginación y las especulaciones de innumerables investigadores, cazadores de tesoros, novelistas o simplemente aficionados a los misterios desde que, a finales del siglo XIX, el humilde abad de esta localidad del Languedoc francés, Bérenger Saunière, se hiciera inmensamente rico en extrañas circunstancias. Desde entonces han sido publicados multitud de trabajos que pretenden dar respuesta a una simple incógnita: ¿Qué encontró Saunière en el interior de su iglesia, dedicada a Santa María Magdalena? El texto que adjunto a mis fotografías del paseo por el lugar el domingo 22 de junio de 2014 no es mío, sino que se basa en el libro que me sirvió de documentación previa, “El caballo del diablo. Jaque mate a los pergaminos de Rennes-le-Château”, de Alex Loro y Xavi Bonet, oportuno obsequio de los autores justo un mes antes de mi paseo… causalidades de la vida. En cuanto al paseo a la villa, decir que fue un día inolvidable para mí, ya que no sólo era la primera vez que la visitaba, sino que además lo hice en muy buena compañía, de dos buenos amigos como son Carlos Mesa (guía de la excursión y de quien recibí la invitación para acompañar al grupo ese día) y Victoria Bronskaya. Un grupo sensacional y atento a las interesantes explicaciones de Carlos, que sumadas a todo lo que ya había leído en el libro de Alex y Xavi, me otorgaron una visión objetiva, una idea bastante aproximada y fidedigna sobre los misterios que rodean Rennes-le-Château. Adjunto al final de este artículo, algunas de las explicaciones recibidas de Carlos Mesa, que detalla él mejor en un monográfico sobre RLC cuyo enlace aporto al final del texto. Fotos: Alex Guerra
Panorámica de la Torre Magdala
Caverna de los alrededores
Un poco de historia. Rennes-le-Château, en realidad Rènnas le Castèlh en idioma occitano, estuvo habitado desde hace más de 6.000 años, y en ella se han encontrado vestigios de época prehistórica y romana (Villa Béthania). Existen algunas cuevas en los alrededores que parecen haber sido modificadas, y tal vez habitadas, por el hombre, pero no existen informes ni artículos de excavaciones que se hayan realizado en las mismas. El camino de Santiago pasaba asimismo por la pequeña villa. Sin embargo, el pueblo actual fue fundado por los godos, convirtiéndolo en una plaza fuerte debido a su situación estratégica, desde la que se podía vigilar los Pirineos y el Languedoc. Posteriormente, fue invadido por los árabes, y aquí se daban cita grandes intelectuales de esta cultura, como importantes médicos judíos y otros profesionales, constituyendo un punto de confluencia de culturas. A partir del siglo XII, Alfonso II de Aragón reivindica el territorio, que poco después se convertiría en zona de refugios para cátaros hasta 1210, en que Simón de Montfort tomó el lugar y lo entregó a su compañero de cruzada Pierre de Voisins. En 1362 el pueblo es casi completamente destruido por Enrique de Trastámera, y no será nuevamente reconstruido hasta finales del siglo XIX. Actualmente, el pueblo consiste en una calle principal con numerosas librerías dedicadas mayormente a temas esotéricos, una iglesia parroquial dedicada a María Magdalena con un apila bautismal sostenida por una figura que representa al demonio Asmodeo, con diversos detalles que relacionan el conjunto con masones y rosacruces, un cementerio adosado a la iglesia, la Torre Magdala construida por Bérengere Saunière, y la Villa Béthania donde vivió y murió el polémico párroco.
Rennes-le-Château en lo alto de una loma, vista desde la zona donde se hallan las cuevas
Entrada de la Iglesia de Rennes-le-Château
El enigma de Rennes-le-Château. El cuerpo principal de la leyenda sobre los hallazgos de Bérenger Saunière (1852-1917) fue establecido fundamentalmente alrededor de lo expuesto en dos obras singulares, “El Oro de Rennes”, de Gérard de Sède, publicado en 1967, y “El Enigma Sagrado”, de Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln, aparecido en 1982. En síntesis, esta “versión oficial” vincula los mensajes de los pergaminos una vez descifrados con la posibilidad de que Saunière hubiese hallado el sepulcro y tesoros de un importante personaje histórico, Dagoberto II, último rey de la dinastía de los reyes francos merovingios fallecido en el año 679, o tal vez de su supuesto hijo, Sigeberto IV, quien se refugiaría en RLC en el año 681. Además, los tres autores ingleses iban aún más allá y, aprovechando algunas antiguas tradiciones provenzales que sugieren la llegada de María Magdalena a las costas de las Galias poco después de la crucifixión, afirmaban que esta estirpe se habría entroncado en origen con los descendientes de Jesús y María Magdalena, dando lugar a un linaje sagrado y a una serie de teorías sobre el Grial y determinadas sociedades secretas que Dan Brown desarrolló en forma de novela en el año 2003, con la publicación de su famoso best-seller “El Código Da Vinci”.
Interior de la pequeña iglesia. Al centro, Carlos Mesa ofreciéndonos sus explicaciones sobre los misterios de Rennes-le-Château
Con el famoso custodio de la iglesia, Asmodeo
Los manuscritos de Antoine Bigou. Según el mito, un antecesor de Saunière en el cargo de abad de Rennes, Antoine Bigou, fue el creador de unos famosos manuscritos (en los que se basa el estudio de Alex y Xavi) a finales del siglo XVIII. Bigou fue el confesor de la última señora de la nobleza feudal de RLC, Marie de Nègre d’Ables, Dama d’Hautpoul de Blanchefort. En su lecho de muerte y ante la vicisitud de fallecer sin descendencia, esta señora comunicó al párroco un antiguo secreto guardado por su familia, con el encargo de transmitirlo en el futuro a alguien digno de ser su depositario. Tras la muerte de la Dama Marie, Bigou codificó este secreto en unos pergaminos que más tarde ocultaría, dejando las claves para su descifrado escritas en el epitafio de la lápida de la Marquesa, así como en determinados elementos del interior de la iglesia. Así, un siglo después sendos manuscritos serían encontrados por Saunière y, tras un viaje a París con el objetivo de buscar el apoyo de un eminente criptógrafo, Émile Hoffet, descifrados. Es de este punto del que parte la investigación de los manuscritos de Alex y Xavi, en la que no me extenderé aquí, sino que sólo expondré las conclusiones, texto escrito también por ellos.
Entrada al Presbiterio de la Torre Magdala, actual Museo
Entrada al Presbiterio
Sólo mencionar que los manuscritos hallados, no seguían la regla más básica de la criptografía, que consiste en que un mensaje encriptado es creado por un emisor, quien conoce el algoritmo de cifrado y la clave, para ser transmitido a un receptor, quien también es poseedor de estos parámetros que le permiten descifrar el mensaje, con el objetivo de que éste no pueda ser comprendido en caso de ser interceptado.  Pero según nos muestra la leyenda de RLC, éstos fueron creados para que alguien “digno”, un futuro interceptor, fuera capaz de desvelarlos simplemente siguiendo los indicios dejados por Bigou en el enclave, pero además, uno de los pergaminos presenta una gran complicación, ya que se aplican hasta siete métodos de cifrado diferentes y, si bien en ocasiones se encontraron algunos indicios, estos no son en absoluto evidentes. La conclusión a la que llegaron los autores del libro, es que resulta casi imposible descifrar este manuscrito sin el conocimiento del proceso, sin la explicación de los pasos que conducen a su solución final. El proceso ya había sido desvelado por Gérard de Sède en el libro “Signos Rosacruces”, de 1979, pero los autores de “El caballo” observaron que la secuencia final descodificada contenía varios errores que no coincidían con la solución aportada por De Sède en 1979.
Prendas de vestir que pertenecieron al Abad Saunière, en el interior del Museo
Invernadero
Conclusiones. Después de un larguísimo proceso de investigación que llevó once años, la conclusión final de los autores de “El caballo del diablo” es clara: los pergaminos objeto de estudio son falsos, la misma vinculación entre ellos y la iglesia lo demuestra. Estos textos no pudieron ser escritos por el abad Bigou a finales del siglo XVIII, puesto que la iglesia tal y como la conocemos hoy en día es el resultado de las restauraciones llevadas a cabo por Saunière un siglo más tarde, y cualquier estudio, investigación o hipótesis que se base en ellos para establecer sus conclusiones resulta también, como consecuencia, totalmente falsa. Quedan sin embargo muchos enigmas por esclarecer en torno a la figura de Bérenger Saunière y el enclave de Rennes-le-Château, ya que actualmente continuamos sin conocer cuáles fueron realmente los hallazgos del párroco, aquellos que le hicieron rico en un corto espacio de tiempo, aunque diferentes investigaciones también han señalado que esta riqueza podría deberse simplemente a determinadas actividades ilícitas por las cuales Saunière fue juzgado y condenado al final de su vida, aunque mi opinión personal es que el “tráfico” de misas, que fue de lo que se le acusó, no puede haberle cambiado la situación económicamente de forma tan rápida y radical.
El famoso cartel que indica la prohibición de realizar excavaciones en el pueblo, colocado a un lado de la casa más cercana a la entrada
Carlos en la capilla donde el abad daba misas en
los períodos en los que la Iglesia se lo prohibía
Carlos Mesa. La tumba de María Magdalena. Carlos tiene algunas ideas sobre RLC que no son compartidas por todos los estudiosos de RLC, y que explicaré a grandes rasgos aquí. Uno de sus focos de mayor interés es la supuesta tumba de María Magdalena, hallada en una cueva en Pontills, entre las poblaciones francesas de Serres y Arques. Se tiene conocimiento de la misma desde que Jean Pellet la mostró al escritor Gérard de Séde, dándose ambos cuenta que se parecía muchísimo a la que se contempla en el cuadro “Los pastores en la Arcadia” de Nicolás Poussin. Luego la tumba se daría a conocer en el libro “El enigma sagrado” de Lincoln, Baigent y Leight, como la tumba de María Magdalena, relacionando a Poussin con el Priorato de Sión. Pero lo cierto es que para la mayoría de investigadores la tumba es de manufactura moderna, propiedad de la familia Galibert desde 1880 hasta 1921, que los terrenos fueron adquiridos por Emily Rivarès (que fallece un año más tarde) y su hijo, quien fallece en 1954. En 1988 el propietario del terreno dinamita el sarcófago identificado como el de María Magdalena, para ahorrarse las molestias que le ocasionan constantemente los curiosos que allí se acercaban. Dentro de la tumba, actualmente pueden apreciarse los restos de dos féretros de madera, con unas características singulares, pro ejemplo, un asa con simbolismo masónico. Además, según el diccionario topográfico de la región (1912), el terreno fue cementerio desde 1594, y según el manuscrito de Delmas, estas estructuras funerarias son romanas. Si a ello le agregamos que las leyendas provenzales hablan de la llegada de María Magdalena a estas tierras, la polémica, está servida. De todo ello nos habló Carlos, además de mostrarnos el lugar, que pudimos observar y fotografiar, a pesar de ser perseguidos por el vecino (y su perro) del lugar.
Uno de los ambientes de la casa del abad, en el edificio donde se encuentra la capilla donde profesaba misas durante prohibiciones
Apreciaciones personales. En España tenemos cinco investigadores minuciosos del enigma de este lugar que tiene, para mí, más de entrañable pueblecito, que de misterioso enclave. Pero es igual, nunca perderá ese halo de misterio que le rodea y que atrae a tantos miles de turistas cada año, y ahora me alegra muchísimo haberlo conocido, y disfrutado además de tan buena guía y compañía. No obstante, a pesar de las jugosas divisas que entran el en pueblo gracias al turismo, según mi opinión personal lo tienen en bastante estado de abandono… lo que me hace pensar, ¿será que, como su antecesor el abad Saunière, ellos también esconden su tesoro en algún lugar del pueblo? Llegados a este punto, agradecer por supuesto a Carlos Mesa por su generosa invitación a acompañar al grupo en su ruta “El linaje prohibido”, este hermoso domingo 22 de junio de 2014 (sí, además celebramos el solsticio de verano y como no, comimos coca de Sant Joan), y sus detalladas explicaciones que también transcribo en esta pequeña crónica. Para finalizar deseo expresar mi agradecimiento a Xavi Bonet y Alex Loro, quienes comparten aficiones como los viajes, la historia, la arqueología, la egiptología, la filosofía y las humanidades, tal como yo, y que son los autores de una intensa investigación sobre RLC basada en el estudio de los manuscritos de Bigou, así como de la casi totalidad del texto de esta pequeña crónica de mi viaje relámpago al sitio. Por último mencionar otros dos ensayos sobre el misterio de RLC de dos amigos: Óscar Fábrega (“Prohibido excavar en este pueblo”) y Enrich Sabarich (“El secreto de Rennes-le-Château”), que no he leído, motivo por el cual no aporto información sobre los mismos, aunque me consta que son trabajos interesantísimos, que recomiendo, y que podéis conocer a través de este monográfico sobre el trabajo de cinco investigadores españoles sobre RLCh.





3 comentarios:

  1. No te enfades conmigo si te cuento mi experiencia; cierto día me dijo uno que podría ser fácilmente Jesuita si le plantaba cara al Mesonero, que era como una especie de animal Vikingo para ser Mesoneros, porque el que me lo dijo me advirtió que son gente muy refinada y educada por tener mucho dinero en su banco. Cuando le grite al Mesonero, traidor de la mesa de Jesús, me soltó la hostia bíblica en todo el cráneo antes de terminar la frase que de arquitecto tenía lo que mi perro de fontanero. La lección la tengo muy aprendida, no quiero ser Jesuita ni Mesonero.

    ResponderEliminar
  2. No te enfades conmigo si te cuento mi experiencia; cierto día me dijo uno que podría ser fácilmente Jesuita si le plantaba cara al Mesonero, que era como una especie de animal Vikingo para ser Mesoneros, porque el que me lo dijo me advirtió que son gente muy refinada y educada por tener mucho dinero en su banco. Cuando le grite al Mesonero, traidor de la mesa de Jesús, me soltó la hostia bíblica en todo el cráneo antes de terminar la frase que de arquitecto tenía lo que mi perro de fontanero. La lección la tengo muy aprendida, no quiero ser Jesuita ni Mesonero.

    ResponderEliminar