Los antiguos egipcios,
incluidos los gobernadores, no vivían en tan buenas condiciones y rodeados de
tanta opulencia como hasta ahora se pensaba, sino que padecían hambre, malnutrición
y multitud de enfermedades infecciosas. Sufrían una altísima mortalidad
infantil y la esperanza de vida apenas llegaba a los 30 años. Música Egipcia-Old Egypt Dance
Es una de las
conclusiones a las que ha llegado el proyecto de investigación Qubbet el-Hawa, que dirige la
Universidad de Jaén (UJA), en el que participan antropólogos de la Universidad
de Granada y el Consejo Supremo de Antigüedades de la República Árabe de Egipto.
Los científicos, dirigidos por el profesor Miguel Botella López, acaban de regresar de ese país, después de
realizar el análisis antropológico de los huesos de 200 momias halladas en las
excavaciones de la tumba número 33, de la necrópolis de Qubbet el-Hawa, construida durante la XII Dinastía (1939-1760
a.C.) para albergar el cuerpo de un alto dignatario de la región de
Asuán, frontera con Sudán, a unos 1.000 kilómetros al sur de El Cairo.
Los primeros resultados
han permitido conocer nuevos datos sobre las condiciones de vida en el Antiguo Egipto y, según explican, aunque
el nivel cultural de la época era extraordinario, el análisis de los restos
humanos revela que la población en general, y también la clase social más alta,
vivían en condiciones de salud muy precarias, casi al límite de la
supervivencia. Según los antropólogos, la esperanza de vida apenas llegaba a
los 30 años, y en la tumba se ha encontrado un gran porcentaje de momias
pertenecientes a jóvenes de 17 a 25 años. El hambre, la malnutrición, y las
enfermedades infecciosas, muchas
causadas por el consumo de agua contaminada del Nilo, provocaban esta
muerte temprana.
Estos análisis echan por
tierra la imagen de opulencia con la que relacionábamos a este pueblo. Las
tumbas de la necrópolis de Qubbet el-Hawa cuentan además con inscripciones de gran importancia para la Historia no sólo
de Egipto, sino de toda la Humanidad. Así, en la tumba del gobernador
Herjuf (2200 a. C.) se narran los tres viajes que éste realizó al centro de
África, en uno de los cuales llegó a traer a un pigmeo, lo cual supone la
mención más antigua de este grupo étnico.
En otras inscripciones
se narran las relaciones de Egipto con la vecina región de Nubia (actual Sudán),
a lo largo de casi un milenio. Para los integrantes de este proyecto, Qubbet el-Hawa
es uno de los yacimientos más importantes de Egipto, no sólo por los
descubrimientos ya realizados, sino también por la cantidad de información que
contiene sobre la salud, la enfermedad y las relaciones interculturales en la
Antigüedad.
Para finalizar, debo
comentar que este interesante proyecto, es uno de los 30 afectados por los
recortes de Hacienda a la investigación arqueológica española en el exterior,
con el argumento de que pertenecen a comunidades autónomas que incumplen sus
objetivos de contención de déficit público. Un bofetón a las comunidades que
incide directamente sobre la investigación en España, y su lugar en el mundo.
Una vez más, los intereses políticos y económicos se interponen en el ejercicio
de la ciencia y la cultura.
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