Un equipo
de arqueólogos liderado por el belga Christophe Delaere anunció hoy en La Paz
el hallazgo de 2.000 piezas de cerámica, piedra tallada, huesos y láminas de
oro de época prehispánica halladas mediante excavaciones subacuáticas en el
lado boliviano del lago Titicaca, compartido con Perú. En mayo de 2013 se hacía pública
la primera campaña de excavaciones subacuáticas del proyecto Huiñaimarca, planificado
para tres años y desarrollado conjuntamente por expertos del Ministerio de
Cultura de Bolivia y la Universidad Libre de Bruselas (ULB), que se inició en
abril de 2012 con prospecciones geofísicas dirigidas por el investigador belga Christophe Delaere, y el boliviano Marcial Medina, para investigar
numerosos emplazamientos costeros precolombinos, especialmente de la cultura
preinca Tiahuanaco, que se hallan
actualmente bajo el agua. Se calcula que se extienden casi 600 kilómetros
cuadrados de territorio de Tiahuanaco dentro del agua. El pasado mes de febrero
de 2013, tuvieron lugar las primeras inmersiones para localizar e identificar
seis yacimientos arqueológicos
sumergidos en el lago menor del Titicaca, entre los que se encuentran grandes muros
domésticos, que serán excavados para conocer su composición y comprender el uso
que se daba a las estructuras. El proyecto, que ha sido consensuado con las
autoridades locales y comunidades originarias de la zona, es el primer intento
por realizar una investigación con técnicas y metodología acordes con las
necesidades científicas del siglo XXI.
El
hallazgo dado a conocer este mes de octubre de 2013, corresponde a la primera
fase del proyecto arqueológico subacuático. Algunas de las piezas halladas,
incluidas vasijas de cerámica, láminas de oro y pequeñas cabezas de puma talladas en piedra,
fueron presentadas el 8 de octubre en un acto al que asistieron el presidente boliviano, Evo Morales, el
vicepresidente Álvaro García Linera y el ministro de Culturas, Pablo Groux. Delaere
explicó que el equipo trabajó durante seis semanas cerca de los municipios de
Tiahuanaco, Tiquina y Copacabana, estos dos últimos situados a orillas del lago
Titicaca. Las piezas fueron halladas en un sedimento 130 kilómetros al norte de
la Isla del Sol, en el sitio conocido como "Arrecife de Khoa", un
lugar de ofrendas durante la vigencia de las culturas de Tiahuanaco y la Inca. En
ese sitio, ya había estado en 1968 el oceanógrafo francés Jacques-Ives Cousteau
y, además, otro equipo de arqueólogos liderados por el boliviano Carlos Ponce
Sanjinés y el estadounidense Johan
Reinhard, quien había realizado exploraciones subacuáticas entre 1989 y 1992.
En el proyecto Huiñaimarca, Delaere y Medina destacaban meses atrás, que el
medio acuático ha conseguido mantener el material en muy buen estado de
conservación, debido a la falta de luz y oxígeno, y a la temperatura constante,
mientras que alrededor del lago se ha perdido información al haber quedado al
alcance de los pobladores de la zona y expoliadores. Precisamente, uno de los
principales problemas a los que se enfrentan es la conservación del frágil
material que se va extrayendo, y dos personas se encargan específicamente de la
conservación preventiva de las
piezas. Otro obstáculo son las condiciones geográficas del lago, situado en un
área muy aislada y a gran altitud, por lo que el buceo a una profundidad de 10
metros es el equivalente a bucear a 20 metros en Europa, lo que reduce el
tiempo de inmersión a la mitad.
Según
Delaere, los objetos encontrados corresponden a las culturas tiahuanacota e
inca, pero también hay algunos que datan de los siglos XIX y XX. Unos 2.500
años de historia. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por realizar, y el
proyecto continuará con el análisis de carbono 14 y estudios complementarios
para establecer las datas precisas del sedimento y el material encontrado. El
ministro de Culturas destacó el hallazgo porque, según dijo, permite constatar
"la grandeza, importancia y trascendencia histórica en el tiempo que ha
tenido la civilización de Tiahuanaco". "Más allá de las piezas (...)
es importante que los bolivianos entendamos
que en nuestro patrimonio arqueológico está el origen constatable de nuestra
identidad y de la grandeza de las culturas y civilizaciones de nuestros pueblos
originarios", dijo Groux. Por su parte, el presidente Morales se declaró
"sorprendido" por los resultados del proyecto. No cabe duda de que estas
investigaciones aportarán nuevos e interesantes datos al pasado de las antiguas
culturas que se asentaron alrededor de este inmenso y misterioso lago. Y aunque
nadie lo diga, y no aparezca en los objetivos del proyecto, todos recordamos
aquellos ooparts encontrados en el lago, la “fuente magna” y el “monolito de
Pokotia”, con inscripciones similares a las sumerias. Sería extraordinario que
se hallaran nuevos objetos que lograran por fin esclarecer estos hallazgos,
ahora sí, en un contexto arqueológico controlado, que permitiría ofrecer una
explicación lógica a su presencia. De momento, nada de este tipo ha sido
presentado, sin embargo, aún falta realizar las datas, cuya antigüedad podría
retrasar la presencia de la cultura Tiahuanaco en la zona, ya que la ciudad
posee, como dijimos, 600 km2 dentro de las profundidades del lago. Una información,
que posiblemente nos cambiaría el punto de vista sobre esta antigua cultura.
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