Lingotes de plata recuperados del buque comercial |
Hasta aceitunas,
frutos secos, tabaco o frascos de tinte se han podido conservar intactos
cientos de años bajo el mar en los dos pecios de los siglos XVI y XVII
descubiertos en las inmediaciones del puerto de Cádiz, unos hallazgos que se
consideran un tesoro único para la arqueología subacuática. Más de 2.500
inmersiones de buzos, que han rastreado la zona durante unas tres mil horas
y en unas condiciones de visibilidad prácticamente nulas, han sido necesarias
para concluir las tareas de excavación de estos dos pecios, descubiertos en
enero del año pasado en las obras de
construcción de la nueva terminal de contenedores del puerto de Cádiz. Pero
el esfuerzo ha merecido la pena a juzgar por las innumerables piezas que los
investigadores han extraído de ambos pecios, un buque militar y otro
comercial que se han podido conservar milagrosamente cientos de años gracias
a que estaban bajo el mar cubiertos por unos seis metros de duro fango
que ha actuado como una coraza. Veintitrés lingotes de plata, 27 cañones
de hierro, un peto de hierro, una campana, suelas de zapatos, huesos
animales y humanos, anclas, restos de cerámica, un pequeño ponderal de oro, un
astrolabio, restos de vasos de cristal, compases de navegación, botellas de
vidrio y hasta un costurero forman parte de la larga lista de objetos que han
sido rescatados de ambos pecios y que ahora están siendo estudiados en el Centro
de Arqueología Subacuática de Cádiz. Impresiona los contenidos que han
extraído de las cajas, vasijas y botellas que han encontrado en el barco
comercial, y que conservaban en su interior aceitunas junto con su aliño o
salmuera, diversos frutos secos, tabaco o lo que creen que puede ser cochinilla,
un tinte que en aquella época era considerado como un producto de lujo. La
directora del Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz, Carmen García Rivera,
ha explicado hoy que todavía continúan los trabajos para estudiar todo lo
extraído y para tratar de concretar el nombre y la historia de los dos pecios,
que permanecerán bajo el mar porque los expertos creen que sacarlos de allí
pondría en peligro su conservación.
Los dos
pecios fueron descubiertos durante las obras de construcción de la nueva
terminal de contenedores del puerto de Cádiz, una Zona de Servidumbre
Arqueológica en la que, antes del inicio de los trabajos, se realizaron hasta
73 sondeos. Pero en ninguna de estas prospecciones arqueológicas se detectó
nada, posiblemente debido a la dureza del fango, y las obras se emprendieron,
con las cautelas que contempla la ley para este tipo de áreas. Esas cautelas
permitieron primero encontrar objetos como lingotes, monedas de plata, una
hebilla de cinturón o un peto, que hicieron que saltaran las alertas, se
acotara la zona y se descubrieran las dos pecios, unos de ellos a una
profundidad de entre 16 y 19 metros y el otro a unos 14. Debido a la
inestabilidad de la zona y al peligro de derrumbe, el primero de ellos fue
trasladado en una complicada y pionera maniobra que exigió de dos grúas unos
quinientos metros, hasta depositarlo sobre una lugar seguro. Este navío, de
veinte metros de eslora, era, según las primeras investigaciones, un buque
militar, casi con toda probabilidad español, del siglo XVII y en su interior
tenía 27 cañones, 23 lingotes de plata procedentes de lugares como México o
Potosí y algunos de ellos de contrabando, entre otras muchas cosas. El segundo
pecio, que no ha tenido que ser trasladado del lugar en el que se encontró, en
donde estará la futura explanada del nuevo muelle, tiene 27 metros de eslora.
Los investigadores creen que es un mercante que estaba fondeado en Cádiz
mientras repartía y recogía cargamentos cuando naufragó. El delegado de la
Junta en Cádiz, Fernando López Gil, ha destacado hoy que la importancia de
estos hallazgos avala la necesidad de emprender proyectos como un futuro Museo
de Arqueología Subacuática en la ciudad, una iniciativa que, además del interés
científico, sería una oportunidad turística para la zona y enmarcada en la
nueva estrategia de lo que quiere llamarse "Economía Azul", la que
viene del mar. Pero a la espera de que prospere este proyecto, ha asegurado que
posiblemente dentro de un año algunos de estos restos podrán ser mostrados al
público en el Museo Provincial de Cádiz.
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