Ayer visité un bello museo de arqueología de Egipto de esos
que tanto me gustan: con sabor a siglo XIX, albergado en un antiguo edificio,
un poco escondido de la mirada del público en general. Me recordó un poco
(salvando las distancias, éste es mayor) al de Arqueología y Antroplogía de la
Universidad de Cambridge, que también me fascina. Supe que en un futuro cercano,
trasladarán la colección del Petrie a una nueva sede que constituirá un sitio
acorde con los modernos discursos museísticos. Con lo que para mí, ganará en
infraestructura y practicidad didáctica, pero perderá en encanto (al menos para
mi gusto soñador), así que me faltó tiempo para correr a realizar una tranquila
visita, antes del cambio inminente. El museo fue promovido por el Instituto de
Arqueología del University College of London, formando parte de la universidad
y ubicado en esa ciudad, y fue en realidad, creado en 1892 como apoyo a la
enseñanza en el Departamento de Arqueología y Filología Egipcias, con una
colección inicial donada por la escritora británica Amelia Edwards. Más tarde,
en 1913, el primer profesor del departamento, sir William Flinders Petrie,
quien dirigió numerosas excavaciones en Egipto y Próximo Oriente, transfirió su
propia colección de antigüedades egipcias a la universidad, con lo que la
colección del museo se transformó en una de las más importantes existentes
fuera de Egipto, y abrió sus puertas al fin, en 1915.
Actualmente, el museo contiene 80.000 objetos del Antiguo
Egipto y Sudan, y es desde finales de los 1950’s que se alberga en el antiguo
edificio actual, aunque a pesar de su aspecto de estar “anclado” en el tiempo
(que me encanta como ya he dicho), lo cierto es que en su seno se realizan
constantes actividades didácticas y divulgativas, y su exhibición narra de
manera acertada e innovadora la historia del valle del Nilo desde el Egipto
predinástico hasta la aparición del Islam. Existe ahora un ambicioso proyecto
para trasladarlo a una nueva sede de tres plantas, que se llamará Panopticon,
un concepto más moderno de museo, que tendrá espacios para exposiciones
temporales, salas de conferencias, salón de lectura, una zona para exhibir
libros y manuscritos, y una cafetería, y que permanecerá abierta al público de
forma permanente. Sin embargo, todavía no se han obtenido los fondos
suficientes para llevarlo adelante. Actualmente, el museo puede ser visitado
por público en general de martes a sábados de 13 a 17 horas, mientras que otros
horarios matutinos están disponibles para escolares e investigadores, previa
reserva.
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