Un antiguo certificado de matrimonio egipcio, permite
autentificar el Evangelio de Judas, que no sólo ha sido confirmado como
auténtico, sino que en una interpretación de sus textos, se sugiere a Judas, no
como traidor, sino como co-conspirador de Jesús. Ya en el año 2006, un equipo
multidisciplinar liderado por Joseph Barabe (laboratorio de consultoría en
microcospía y microanálisis McCrone Associates, Inc., Westmont, Illinois) en un
proyecto organizado por la National Geographic Society, comenzaba a trabajar en
la autenticidad del Evangelio de Judas, que había sido descubierto a finales de
1970, después de casi 1.700 años oculto a los ojos del mundo. Los resultados, fueron
dados a conocer este año en un simposio sobre química arqueológica de la reunión de
la Sociedad Americana de Química Arqueológica.
Fotos: Joseph Barabe, McCrone Associates, Inc. Escuchar Música: Bab'Aziz (Ya Allah-Woman in a Mosque)
Fragmento de una página del Evangelio de Judas |
Algunos aspectos del
documento sugerían autenticidad. La más prometedora de estas características,
era que la tinta no se aplicaba en los papiros deformados, lo que sugería que
el documento había sido escrito antes de que dicha deformación ocurriera. Si
alguien hubiera intentado escribir en un papiro pre-deformado, la tinta se
habría juntado en las grietas y depresiones del mismo, un signo seguro de que
alguien había intentado deliberadamente hacer que un papiro nuevo pareciera
viejo. En su lugar, el Evangelio parecía haber sido escrito en papiros planos y
envejecidos de modo natural.
La clave: tinte con base
de cobre
Detrás de la autenticidad del evangelio, están las tintas utilizadas. Durante las investigaciones, los científicos se
quedaron perplejos sobre todo por una cosa: la tinta de hierro o de agalla
utilizada en el evangelio era diferente a cualquier otra vista antes. El
documento estaba escrito con dos tintas -negro y marrón- mezcladas. La negra
era una tinta llamada "negro de humo", la cual era compatible con las
tintas usadas en los escritos egipcios de la antigüedad y, en concreto, en el
siglo III. Pero la tinta marrón era más misteriosa. Era una tinta rica en
hierro, llamada ferrogálica, pero le faltaba el azufre que generalmente se
encuentra en las tintas de este tipo. Generalmente, las tintas de hierro o
agalla, al menos en la Edad Media, se hicieron a partir de una mezcla de
sulfato de hierro y ácidos tánicos, como los extraídos de la nuez de agalla del
roble. Pero la tinta de hierro o agalla utilizada para producir el Evangelio de
Judas no contiene azufre, algo que preocupó sobremanera a Barabe, pues esto no
encajaba con lo visto por él hasta entonces. El asunto era entonces explicar
esta diferencia.
Joseph Barabe y Florence d'Arbre examinan el Evangelio de Judas |
Fue en este momento,
buscando respuestas, que un estudio sobre un certificado de matrimonio antiguo
egipcio, encontrado en el Louvre, jugó
un papel fundamental en la confirmación de la veracidad de las tintas
utilizadas para verificar la autenticidad del evangelio. En ese certificado, la tinta utilizada era similar a la
usada en el el Evangelio de Judas. Después de analizar una muestra, Barabe y
sus colegas concluyeron que ese evangelio había sido escrito probablemente con
una forma temprana de tinta ferrogálica que también incluyó hollín negro de
humo fijado con un aglutinante de goma. Para gran alivio de Barabe, esos
científicos franceses habían determinado que un certificado de boda y otros
documentos habían sido escritos en tinta hecha con cobre, pero poco o nada de
azufre. El investigador sugiere que la tinta utilizada en el Evangelio de Judas
fue probablemente transitoria, un "eslabón perdido" entre las tintas
a base de carbono del mundo antiguo, y las tintas de la vesícula (hechas de
hierro con sulfato de hierro) que se hicieron populares en la época medieval.
Fragmento del Evangelio de Judas |
Interpretación
La
National Geographic Society encargó también otros análisis, incluyendo la datación por
radiocarbono, análisis de la escritura y del estilo lingüístico. Los análisis
ofrecieron una cronología aproximada en el año 280 d.C. El texto, escrito en
copto egipcio, a diferencia de otros relatos bíblicos que presentan a Judas
Iscariote como un traidor vilipendiado, sugiere que Jesús pidió a su amigo,
Judas, que le entregara a las autoridades. Por lo tanto, alude a Judas como un co-conspirador de Jesús,
en lugar de un traidor, presentando a este personaje bajo una luz mucho más
favorable de lo que hacen los evangelios que figuran en la Biblia. En esta
versión de la historia, Judas entrega a Jesús a las autoridades para su
ejecución a petición de éste, como parte de un plan para liberar su espíritu
del cuerpo, mientras que en la versión aceptada de la historia bíblica, Judas
traiciona a Jesús por 30 monedas de plata.
Página completa del Evangelio de Judas |
Una cosa es que los papiros del Evangelio de Judas sean originales (no una falsificación moderna, p.ej.), y otra cosa es que lo que cuentan sea verdad. Si halláramos el manuscrito original del Quijote, sería un manuscrito auténtico, pero las aventuras de Don Quijote seguirían siendo tan ficticias como siempre.
ResponderEliminarHola Jesús. Por supuesto que nadie afirma que lo que dice sea verdad. Y no sólo eso, sino que la interpretación que podamos hacer hoy en día, puede estar muy distante de la realidad. Lo que se dice en este artículo, y los investigadores autores del trabajo, es que el texto "sugiere" esta nueva interpretación. Pero obviamente, no podemos afirmar nada, ni sobre los antiguos evangelios, ni sobre éste. La verdad, ni sabemos si son textos objetivos, completamente reales, ni sabemos si desde nuestro tiempo somos capaces de interpretar algo escrito hace casi 2000 años de forma fidedigna... Pero esto nos pasa con todos los textos antiguos, no solo con el Evangelio de Judas. Gracias por tu comentario.
EliminarHola, Alex.
ResponderEliminarNaturalmente, hay muchas cosas que no podremos saber sobre los evangelios, como sobre todos los libros antiguos. Pero podemos saber mucho más de lo que pareces decir; te recomiendo, p.ej., los libros del filólogo bíblico Bart Ehrman (p.ej., el magnífico "Jesús no dijo eso"), que son una mezcla extraordinaria de rigor filológico y claridad para el público general.
Un saludo