1 de mayo de 2013

Halladas cientos de esferas en el Templo de la Serpiente Emplumada (Teotihuacán, México, May 2013)


Gracias a un robot utilizado para explorar la cámara subterránea del antiguo Templo de la Serpiente Emplumada, en Teotihuacán, se han revelado dos espacios más, hasta ahora desconocidos, mientras que en las excavaciones, se hallaron enterradas más de un centenar de misteriosas esferas metálicas. 
Fotos: Héctor Montaño (INAH) - Música: Ah Nee Mah - Sun Cercle (Ancient Voices)
El robot, llamado Tláloc II-TC, artífice del hallazgo, ha localizado tres espacios, dos de ellos desconocidos, al final de un conducto subterráneo bajo el Templo de la Serpiente Emplumada, o de Quetzalcóatl, en Teotihuacán, al noreste de la ciudad de México. Así lo ha afirmado el investigador Ng Tze Chuen, de Hong Kong, el mismo que creó el robot Djedi, para explorar las entrañas de la Gran Pirámide de Gizeh en el año 2010. En esta ocasión ha participado en el perfeccionamiento del robot Tláloc II-TC, para explorar las cámaras subterráneas del mencionado templo, junto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El templo de la Serpiente Emplumada, el tercer edificio más grande de Teotihuacán, está decorado con unas magníficas esculturas que representan a la Serpiente Emplumada, una serpiente con el cuerpo cubierto de plumas, que es una de las principales divinidades prehispánicas. El templo, fue muy saqueado en tiempos antiguos, y a lo largo del siglo XX, ha sido excavado en numerosas ocasiones. Sin embargo, hasta ahora sólo se conocía la existencia de una cámara al final de un conducto subterráneo y no de tres, como ha revelado el Tláloc II-TC mediante la topografía obtenida con un escáner. En los años setenta, se había descubierto un túnel que conducía a cuatro cámaras, aunque no se pudo obtener demasiada información debido a deficiencias en la excavación, según ha explicado Sergio Gómez Chávez, director del proyecto Tlalocan: camino bajo la tierra. Ahora, gracias a las nuevas tecnologías, ya sabemos que se trata de tres cámaras.
 El robot ha recorrido una distancia de 20 metros, a pesar de que en algunos tramos la profundidad del lodo era de 20 a 30 centímetros. Incluso habiendo recibido modificaciones en su sistema de tracción, el camino para Tláloc II-TC no fue fácil, debido tanto a su peso de 35 kilogramos, como al lodo que atascó sus llantas articuladas. Las imágenes registradas con la cámara de vídeo y el escáner, han sido precisas. La parte superior del túnel es un semicírculo y se mantiene constante hasta la entrada de las cámaras, que al parecer se encuentran divididas por un muro o una gran piedra, y que tienen una profundidad mayor a los cinco metros, según ha afirmado Hugo Armando Guerra, ingeniero de la empresa HA Robotics. Uno de los objetivos de la quinta temporada del proyecto, consistirá en el retiro del relleno que obstruye los últimos 30 metros del túnel, que mide en total alrededor de 120 metros. A partir de aquí los arqueólogos suponen la existencia de una escalinata que debería descender tres o cuatro metros más, de modo que las excavaciones se realizarán a 18 metros de profundidad con respecto a la superficie, en una galería subterránea que alcanzaría los diez metros de ancho. Probablemente, los teotihuacanos excavaron este túnel a principios de nuestra era en busca del nivel freático, para así recrear las condiciones del inframundo.
Mientras tanto, los arqueólogos prosiguieron la excavación de las dos cámaras laterales o intermedias ya conocidas, ubicadas en el metro 74, y en una de ellas se ha descubierto una ofrenda atípica, que consiste en más de un centenar de esferas aparentemente metálicas, las cuales presentan en realidad un núcleo de arcilla con otras materias orgánicas, cubierto con pirita, la cual, con el tiempo y debido al proceso de oxidación, se convirtió en jarosita, motivo por el cual se ven de color amarillo oro (por lo que se le llama "oro de los tontos"). La función y origen de las esferas, que poseen entre 4 y 12 centímetros de diámetro, y que debieron ser depositadas durante la última clausura del túnel, hace unos 1.800 años, aún se desconoce, aunque todo apunta a que tenían un propósito relacionado con rituales y magia. Es curioso anotar que la cámara sur, donde se encuentran, presenta sus muros y techo totalmente recubiertos de un polvo mineral compuesto de magnetita, pirita y hematita, lo que probablemente en su tiempo, le daba un aspecto impresionante al sitio. Las esferas ya están siendo analizadas, a fin de intentar determinar con precisión el uso que pudieron tener. Sin duda, un enigma sobre el que estaremos muy atentos.

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